La lluvia acaba con las ilusiones del Viernes Santo

La tarde estaba soleada después de una mañana lluviosa y gris. Eso indujo a pensar en la posibilidad de que algunas cofradías pudieran salir. La primera que lo decidió fue la del Cristo del Mar, que tenía prevista su salida a las cinco de la tarde. A esa hora lucía el sol y había muchísima gente siguiendo el recorrido desde la parroquia del Carmen y luego por la avenida de Menéndez Pelayo. Al llegar a la calle Gaucín, donde tiene su casa la Esperanza, la junta de gobierno de esta Hermandad salió al encuentro de la comitiva. 

Ya en esos momentos se vivía la incertidumbre en las otras tres cofradías. Las nubes en el horizonte hicieron que la Soledad tomara la decisión de no salir. Mientras, la gente estaba congregada en masa a las puertas de la casa hermandad de la Esperanza, donde el rumor señalaba que las posibilidades eran escasas, como así se confirmó poco después. La gente quiso disfrutar viendo a su Virgen a las puertas de su casa pero un tremendo aguacero a las nueve de la noche deslució el momento.

Sólo quedaba la Amargura, pero a la hora fijada para la salida era cuando más llovía y la junta había tomado la decisión de no salir y dejar las puertas abiertas hasta las once de la noche para quien quisiera contemplar las imágenes.

Y mientras todo esto ocurría, el Cristo del Mar tuvo que refugiarse en los arcos de la plaza de la Iglesia ante la imposibilidad de entrar en la Inmaculada, donde no había sitio para los dos pasos. La bravura de los cargadores del Cristo y de las cargadoras de la Virgen les animaron a volver y aunque tuvieron la opción de entrar en los salesianos, sobre las diez y media de la noche ya se estaban recogiendo en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen.