Semana Santa
El Silencio sí pudo
Unas gotas por La Velada, único contratiempo
La Hermandad del Silencio pudo completar sin problemas su estación de penitencia en la noche del Lunes Santo, aunque no faltaron los sobresaltos.
La cofradía estuvo todo el día pendiente de las evoluciones meteorológicas y, aunque había buenas expectativas, hasta las siete y media de la tarde no se reunió la junta de gobierno para tomar la decisión. Minutos después, el hermano mayor, Fernando Bermúdez de Castro, anunció la noticia a acólitos, costaleros y nazarenos y pidió compostura en cualquier momento de zozobra que pudiera producirse.
El director espiritual, el párroco Pedro Florez, dirigió una oración a las ocho en punto y la cofradía salió a continuación en medio de su clásica sobriedad con una calle llena de gente, quizás más que nunca.
Al llegar a la calle Oviedo, en La Velada, unas ligeras gotas llevaron la incertidumbre a todo el mundo pero la cofradía decidió salir y todo quedó en mera anécdota. A la llegada a la carrera oficial era sorprendente la cantidad de gente agolpada al paso de la cofradía, pero aún había más en la plaza de la Iglesia. Los dos pasos desfilaron por delante del santuario, donde se detuvieron, y siguieron por Duque de Tetuán hacia López de Ayala y justo al cruzar por la calle Sol cayeron algunas gotas pero también fueron insignificantes y la Hermandad pudo completar la estación de penitencia para alegría de todos.

La cofradía estuvo todo el día pendiente de las evoluciones meteorológicas y, aunque había buenas expectativas, hasta las siete y media de la tarde no se reunió la junta de gobierno para tomar la decisión. Minutos después, el hermano mayor, Fernando Bermúdez de Castro, anunció la noticia a acólitos, costaleros y nazarenos y pidió compostura en cualquier momento de zozobra que pudiera producirse.
El director espiritual, el párroco Pedro Florez, dirigió una oración a las ocho en punto y la cofradía salió a continuación en medio de su clásica sobriedad con una calle llena de gente, quizás más que nunca.
Al llegar a la calle Oviedo, en La Velada, unas ligeras gotas llevaron la incertidumbre a todo el mundo pero la cofradía decidió salir y todo quedó en mera anécdota. A la llegada a la carrera oficial era sorprendente la cantidad de gente agolpada al paso de la cofradía, pero aún había más en la plaza de la Iglesia. Los dos pasos desfilaron por delante del santuario, donde se detuvieron, y siguieron por Duque de Tetuán hacia López de Ayala y justo al cruzar por la calle Sol cayeron algunas gotas pero también fueron insignificantes y la Hermandad pudo completar la estación de penitencia para alegría de todos.
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