Hoy se cumplen cincuenta años del incendio que dañó la imagen de la Amargura
La intervención rápida del padre Junco evitó su destrucción
Cartel de la Semana Santa de 1974 en solidaridad con la Amargura.
Este miércoles 14 de febrero se cumplen cincuenta años del incendio que dañó seriamente la imagen de la Virgen de la Amargura en su capilla de la parroquia de la Inmaculada.
Habían pasado unos minutos de la ocho de la noche de aquel jueves 14 de febrero cuando una vela acercada demasiado cayó sobre la imagen y prendió rapidamente en la saya y el manto hasta llegar a las manos y la cara. Las llamas afectaron incluso a la corona.
La información de la época cuenta que el padre Junco estaba confesando en ese momento y al percatarse salió con rapidez para apagar las llamas, que ya habían alcanzado el rostro de la Virgen. El párroco puso en peligro su integridad pero consiguió que la imagen no terminara destrozada del todo y que, por tanto, pudiera ser restaurada.
Los daños impidieron que la Virgen desfilara aquella Semana Santa y fue trasladada al taller de su autor, Manuel Pineda Calderón, en Alcalá de Guadaíra. La obra de restauración fue tan perfecta que toda la gente de aquella ciudad que tuvo ocasión de apreciarla intentó que la Amargura no regresara a La Línea. Esta, además, fue la última gran obra del ilustre imaginero sevillano, que falleció en diciembre de ese mismo año.
La junta de gobierno reaccionó y solicitó un donativo para que la restauración se llevara a cabo con prontitud pero aquel año resultó imposible. De hecho, la imagen de la Amargura pintada por Luis Mañasco fue la que ilustró el cartel oficial como señal de solidaridad Da la casualidad de que un día después del incendio se celebraba en aniversario de la fundación de la Hermandad.

Habían pasado unos minutos de la ocho de la noche de aquel jueves 14 de febrero cuando una vela acercada demasiado cayó sobre la imagen y prendió rapidamente en la saya y el manto hasta llegar a las manos y la cara. Las llamas afectaron incluso a la corona.
La información de la época cuenta que el padre Junco estaba confesando en ese momento y al percatarse salió con rapidez para apagar las llamas, que ya habían alcanzado el rostro de la Virgen. El párroco puso en peligro su integridad pero consiguió que la imagen no terminara destrozada del todo y que, por tanto, pudiera ser restaurada.
Los daños impidieron que la Virgen desfilara aquella Semana Santa y fue trasladada al taller de su autor, Manuel Pineda Calderón, en Alcalá de Guadaíra. La obra de restauración fue tan perfecta que toda la gente de aquella ciudad que tuvo ocasión de apreciarla intentó que la Amargura no regresara a La Línea. Esta, además, fue la última gran obra del ilustre imaginero sevillano, que falleció en diciembre de ese mismo año.
La junta de gobierno reaccionó y solicitó un donativo para que la restauración se llevara a cabo con prontitud pero aquel año resultó imposible. De hecho, la imagen de la Amargura pintada por Luis Mañasco fue la que ilustró el cartel oficial como señal de solidaridad Da la casualidad de que un día después del incendio se celebraba en aniversario de la fundación de la Hermandad.
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