
Semana Santa
El Miércoles Santo estuvo marcado por el fuerte viento
Las cofradías salieron airosas en una tarde noche de inconvenientes
El excesivo protagonismo del viento perjudicó en algunos tramos a las cofradías del Miércoles Santo, que hicieron lo indecible por salir airosas de la incidencia de tan desagradable elemento.
Las armas que emplearon para ello fueron la organización, la seriedad y la brillantez de sus misterios. Y todo ello adornado con la presencia de miles de personas en las calles a pesar de que el frío hizo de las suyas en algunas esquinas.
La primera cofradía en echarse a la calle fue la Oración en el Huerto, con un cortejo de nazarenos impresionante pero con el estreno de las cartelas del paso de misterio como detalle más llamativo. Ya se empieza a ver la cuenta atrás para la terminación de un canasto que apunta a convertirse en una de las joyas de la Semana Santa linense. Cientos de personas se agolparon como siempre a la salida por la calle Rosales y en los siguientes tramos del recorrido por el barrio de San José hasta llegar a la plaza de toros. Los sones de la agrupación Nuestra Señora de la Victoria, de El Arahal, pusieron la nota de un magnífico acompañamiento musical. La salida de la Virgen del Amor volvió a romper moldes. La difícil maniobra por el lateral de la iglesia fue perfecta y la gente vibró cuando el palio entero estuvo en la calle a los sones del himno de España interpretado por la banda sinfónica Amando Herrero. Luego avanzó por la calle Rosales con Esperanza Macarena para enfilar la calle Clavel y llegar a la carrera oficial. El regreso se hizo sin contratiempos y no faltó gente en la mayor parte del recorrido, sobre todo a las puertas de la iglesia de San Pío y en la entrada en el barrio de San José por la calle Padre Manjón.
![[Img #3114]](http://diariodelalinea.es/upload/images/04_2023/1388_whatsapp-image-2023-04-05-at-221428.jpeg)
La siguiente cofradía en salir fue la del Abandono, que también fue la última en recogerse. Sol y mucho viento en los primeros tramos del recorrido por las anchas calles de Los Junquillos hasta llegar a Crespo, donde se ganó en recogimiento. En Balmes, como ya es tradicional, la cofradía ofreció momentos para la historia, como a la altura de la casa del recordado Luis Mañasco, donde sonó la primera saeta. El paso por la estrecha calle Cuba también ofreció imágenes para el deleite en medio, eso sí, de un viento desagradable que impidió el lucimiento de la candelería del palio de la Virgen del Mayor Dolor, aunque en puntos como la calle Sol, justo detrás de la iglesia de la Inmaculada, se vivió otro de los momentos emotivos mientras la banda de música de Paterna del Campo tocaba Triana de Esperanza y el palio avanzó con un andar de vellos de punta. Tras hacer la carrera oficial y pasar por el santuario afrontó el siempre complicado itinerario de regreso por calles anchas en las que el cortejo se abre pero los momentos más emocionantes estaban por llegar en la siempre brillante recogida ante cientos de personas a pesar de que el reloj marca ya las cuatro de la madrugada.
![[Img #3113]](http://diariodelalinea.es/upload/images/04_2023/2038_20230405_204334.jpg)
La cofradía del Medinaceli, la última del miércoles, volvió a ofrecer clásicas estampas en todo su recorrido con cientos de personas en la penitencia y una salida como la cuadrilla del Señor sabe hacerlo al mando de José María Campoy. Como siempre, la salida fue complicada, lo mismo que la revirá para ponerse de frente en la calle Jardines, pero todo salió a la perfección. Con el palio de la Trinidad pasó lo mismo y todo discurrió de la misma manera. El recorrido por las calles del barrio volvió a dejar momentos preciosos con los sones de la agrupación musical Nuestra Señora del Rosario de Crevillente para el misterio y la asociación musical Álvarez Quintero de Utrera para el palio. El cortejo buscó la carrera oficial con el efecto perjudicial del viento pero con decoro y dignidad. Ya en el centro, con las calles más estrechas, volvió a lucir como siempre. En la plaza de la Iglesia no cabía un alfiler al paso del Cautivo y la Trinidad, lo mismo que en la recogida después de un largo recorrido ya pasadas las dos de la madrugada.
Las armas que emplearon para ello fueron la organización, la seriedad y la brillantez de sus misterios. Y todo ello adornado con la presencia de miles de personas en las calles a pesar de que el frío hizo de las suyas en algunas esquinas.
La primera cofradía en echarse a la calle fue la Oración en el Huerto, con un cortejo de nazarenos impresionante pero con el estreno de las cartelas del paso de misterio como detalle más llamativo. Ya se empieza a ver la cuenta atrás para la terminación de un canasto que apunta a convertirse en una de las joyas de la Semana Santa linense. Cientos de personas se agolparon como siempre a la salida por la calle Rosales y en los siguientes tramos del recorrido por el barrio de San José hasta llegar a la plaza de toros. Los sones de la agrupación Nuestra Señora de la Victoria, de El Arahal, pusieron la nota de un magnífico acompañamiento musical. La salida de la Virgen del Amor volvió a romper moldes. La difícil maniobra por el lateral de la iglesia fue perfecta y la gente vibró cuando el palio entero estuvo en la calle a los sones del himno de España interpretado por la banda sinfónica Amando Herrero. Luego avanzó por la calle Rosales con Esperanza Macarena para enfilar la calle Clavel y llegar a la carrera oficial. El regreso se hizo sin contratiempos y no faltó gente en la mayor parte del recorrido, sobre todo a las puertas de la iglesia de San Pío y en la entrada en el barrio de San José por la calle Padre Manjón.
La siguiente cofradía en salir fue la del Abandono, que también fue la última en recogerse. Sol y mucho viento en los primeros tramos del recorrido por las anchas calles de Los Junquillos hasta llegar a Crespo, donde se ganó en recogimiento. En Balmes, como ya es tradicional, la cofradía ofreció momentos para la historia, como a la altura de la casa del recordado Luis Mañasco, donde sonó la primera saeta. El paso por la estrecha calle Cuba también ofreció imágenes para el deleite en medio, eso sí, de un viento desagradable que impidió el lucimiento de la candelería del palio de la Virgen del Mayor Dolor, aunque en puntos como la calle Sol, justo detrás de la iglesia de la Inmaculada, se vivió otro de los momentos emotivos mientras la banda de música de Paterna del Campo tocaba Triana de Esperanza y el palio avanzó con un andar de vellos de punta. Tras hacer la carrera oficial y pasar por el santuario afrontó el siempre complicado itinerario de regreso por calles anchas en las que el cortejo se abre pero los momentos más emocionantes estaban por llegar en la siempre brillante recogida ante cientos de personas a pesar de que el reloj marca ya las cuatro de la madrugada.
La cofradía del Medinaceli, la última del miércoles, volvió a ofrecer clásicas estampas en todo su recorrido con cientos de personas en la penitencia y una salida como la cuadrilla del Señor sabe hacerlo al mando de José María Campoy. Como siempre, la salida fue complicada, lo mismo que la revirá para ponerse de frente en la calle Jardines, pero todo salió a la perfección. Con el palio de la Trinidad pasó lo mismo y todo discurrió de la misma manera. El recorrido por las calles del barrio volvió a dejar momentos preciosos con los sones de la agrupación musical Nuestra Señora del Rosario de Crevillente para el misterio y la asociación musical Álvarez Quintero de Utrera para el palio. El cortejo buscó la carrera oficial con el efecto perjudicial del viento pero con decoro y dignidad. Ya en el centro, con las calles más estrechas, volvió a lucir como siempre. En la plaza de la Iglesia no cabía un alfiler al paso del Cautivo y la Trinidad, lo mismo que en la recogida después de un largo recorrido ya pasadas las dos de la madrugada.
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