Domingo de Ramos lleno de sensaciones

Las parroquias se llenaron para participar en la misa de bendición de las palmas y los olivos, una tradición que congrega a miles de personas en los templos de la ciudad. Donde más relieve ofrece es en la capilla de María Auxiliadora, en el colegio salesiano, donde el director espiritual de la Hermandad de la Entrada Triunfal, Antonio Rodríguez, presidió la celebración eucarística en presencia de Ernesto Granja, sacerdote linense. A esta misa asistieron el alcalde de la ciudad, Juan Franco, y el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, José Manuel Pulpillo. También estuvieron presentes varios miembros de la Corporación municipal.

Ya por la tarde, la Entrada Triunfal efectuó su salida a las cinco en punto, hora en la que se abrió el portalón de la capilla de María Auxiliadora para que apareciera la cruz de guía con un amplio tramo de nazarenos en el que no faltó César del Barrero, portador del estandarte de la Hermandad desde hace casi sesenta años. La banda de cornetas y tambores Santa Bárbara y la banda de música Juan Aguilar de El Bosque fueron el acompañamiento musical. Todo el recorrido hasta la carrera oficial fue seguido por cientos de personas, muchas de las cuales se trasladaron luego a las puertas del cuartel de la Guardia Civil, en la avenida de la Banqueta, donde se repitió la ceremonia anual entre el benemérito cuerpo y la cofradía de la Flagelación, que salió de Santiago a las cinco y cuarto con la banda de cornetas y tambores de Nuestro Padre Jesús de las Tres Caídas de Arcos detrás del paso de misterio y la banda sinfónica Amando Herrero, de Algeciras, adornando con sus sones el atrayente andar del palio de la Estrella.

El paso del cortejo por el cuartel fue, como es habitual, una cascada de emociones. Los pasos se colocaron ante la puerta y se acercaron en una demostración del sentimiento de esta cofradía por la Guardia Civil, que acompaña a los pasos durante todo el recorrido.

La Entrada Triunfal pasó ante el santuario y enfiló el recorrido de regreso con un ir y venir por las estrechas calles de la Huerta Fava hasta desembocar en la avenida de María Auxiliadora. La entrada en la capilla no pudo ser más sobria, con los dos pasos adentrándose en el templo con solvencia y sin alardes.

La Flagelación, mientras, seguía su recorrido de vuelta con una nueva incursión en las estrechas calles del barrio desde la calle de González Hontoria. Volvieron a vivirse momentos muy emotivos y, cómo no, cientos de personas aguardaron la llegada a la parroquia ya rondando la medianoche.