Semana Santa
Apoteósica noche cofrade en el LXXV aniversario del Medinaceli
Miles de personas siguieron el recorrido conmemorativo
El septuagésimo aniversario de la Hermandad del Medinaceli fue celebrado en la noche del sábado con un apoteósico desfile que fue seguido por miles de personas desde la salida a la recogida ya bien avanzada la madrugada.
La procesión salió instantes después de las ocho y media en medio de un impresionante gentío agolpado a las puertas de la iglesia.
En el cortejo participaron representaciones de las hermandades de gloria y penitencia además de la archicofradía de María Auxiliadora, el alcalde, la concejal Mercedes Atanet y los miembros del Consejo Local de Hermandades. El paso fue escoltado por agentes cuatro del Cuerpo Nacional de Policía, uno de cuyos mandos desfiló en la persidencia del cortejo.
Las primeras chicotás fueron por el barrio de Santiago hasta volver a la calle Jardines a la altura del colegio. La procesión se detuvo a las puertas de la comisaría, donde fue renovada la relación entre la cofradía y el cuerpo, uno de cuyos agentes mandó la levantá con el paso justo delante de la puerta principal después de que hubiera recuerdos para agentes relacionados con la Hermandad y que ya han fallecido.
La procesión siguió hacia la calle Real y llegó al santuario de la Inmaculada pasadas las once y media de la noche. El paso se colocó frente al templo con cientos de personas abarrotando la plaza.
La recogida tuvo varios puntos de los que ponen los vellos de punta. Uno de ellos fue en el colegio salesiano, en cuya capilla se habían colocado las imágenes de la Entrada Triunfal y de la Virgen de la Alegría para recibir a Medinaceli y Trinidad. El paso entró hasta la misma puerta lateral de la capilla en una maniobra ajustada y emocionante.
El cortejo siguió por la calle Espronceda hacia la plaza del Padre Justo, donde el hermano mayor, Norberto Hurtado, depositó un ramo de flores a los pies del busto dedicado al recordado sacerdote tan importante en la historia inicial de la Hermandad.

La procesión salió instantes después de las ocho y media en medio de un impresionante gentío agolpado a las puertas de la iglesia.
En el cortejo participaron representaciones de las hermandades de gloria y penitencia además de la archicofradía de María Auxiliadora, el alcalde, la concejal Mercedes Atanet y los miembros del Consejo Local de Hermandades. El paso fue escoltado por agentes cuatro del Cuerpo Nacional de Policía, uno de cuyos mandos desfiló en la persidencia del cortejo.
Las primeras chicotás fueron por el barrio de Santiago hasta volver a la calle Jardines a la altura del colegio. La procesión se detuvo a las puertas de la comisaría, donde fue renovada la relación entre la cofradía y el cuerpo, uno de cuyos agentes mandó la levantá con el paso justo delante de la puerta principal después de que hubiera recuerdos para agentes relacionados con la Hermandad y que ya han fallecido.
La procesión siguió hacia la calle Real y llegó al santuario de la Inmaculada pasadas las once y media de la noche. El paso se colocó frente al templo con cientos de personas abarrotando la plaza.
La recogida tuvo varios puntos de los que ponen los vellos de punta. Uno de ellos fue en el colegio salesiano, en cuya capilla se habían colocado las imágenes de la Entrada Triunfal y de la Virgen de la Alegría para recibir a Medinaceli y Trinidad. El paso entró hasta la misma puerta lateral de la capilla en una maniobra ajustada y emocionante.
El cortejo siguió por la calle Espronceda hacia la plaza del Padre Justo, donde el hermano mayor, Norberto Hurtado, depositó un ramo de flores a los pies del busto dedicado al recordado sacerdote tan importante en la historia inicial de la Hermandad.
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