Efemérides
La fatídica noche del 12 de julio de 1941
Una bomba italiana causó cinco muertos en la calle Duque de Tetuán
En la esquina del chaflán cayó la bomba en 1941.
Hoy se cumplen ochenta y tres años de una fecha que los linenses no deben olvidar. Una bomba destrozó la vida de varias familias que dormían plácidamente.
Los linenses estaban deseando disfrutar de su Feria con normalidad. Quedaban atrás los tres años de la Guerra Civil. La Línea, además, había sufrido en plena Feria de 1936 el estallido del alzamiento porque el 18 de julio cayó en sábado, el día de la cabalgata y, por tanto, el día del comienzo de la Velada.
Cinco años después de aquello, en la noche del viernes 11 al sábado 12 de julio, la población de La Línea se preparaba para dejar a un lado sus penalidades cotidianas, aunque fuera sólo por una semana. Y simplemente por el hecho de estar junto a Gibraltar, separados de un objetivo de guerra por una barrera fronteriza, esa noche quedaría marcada para siempre en la historia de la ciudad con letras de tragedia. A más de tres mil kilómetros de distancia, en las pistas de un aeródromo italiano, un Savoia Marchetti SM-82 'Marsupiale' calentaba motores. En su vientre aparecían fijadas tres mortíferas bombas que el aparato debía llevar desde Cerdeña hasta la bahía.
Sobre las tres de la madrugada del sábado, el SM-82 fue descubierto por los sistemas de detección acústica del Peñón y poco después soltó sus tres enormes artefactos. Tal vez fuera el fuerte viento de poniente o un trágico error de puntería, pero lo cierto es que las tres bombas lanzadas por los italianos aquella noche no cayeron sobre los mercantes ingleses, sino sobre la sorprendida ciudad de La Línea de la Concepción. Dos de ellas no explotaron y quedaron medio enterradas en el Poniente, pero la tercera hizo blanco en la esquina que forman las calles Duque de Tetuán y López de Ayala, a la altura de los números 10 y 3 respectivamente según la numeración de entonces.
La explosión afectó a tres viviendas, ocupadas por la familia Caballero, por la viuda de Valdés y sus hijos y por la familia Ruiz Sánchez. A pesar de que estas tres propiedades quedaron reducidas a escombros, el hecho de que la bomba cayese dentro de un pozo evitó un desastre todavía mayor. Pese a ello, la sacudida de la onda expansiva y el estruendo se sintieron a muchos cientos de metros de distancia. La explosión había destrozado el tendido eléctrico y no había luz. Para facilitar la labor de desenterrar a las víctimas hubo que utilizar los focos de unos camiones militares. Soldados, policías y civiles, algunos de ellos familiares de los que permanecían enterrados, ayudaron en las peligrosas labores de desescombro.
![[Img #3853]](http://diariodelalinea.es/upload/images/07_2024/4694_1941-bomba-italiana-1.jpg)
Poco a poco fueron apareciendo las primeras víctimas de la tragedia. Los cuerpos de cinco personas (María Caballero Hidalgo, Tomás Caballero Hidalgo, Joaquina Morilla Vega, Julia Rojas Torres y José Luis Valdés Díaz) fueron sacados sin vida. También hubo muchos heridos y los casos más graves (Ana Serrano Pérez, Dolores Ruiz Sánchez, Encarnación Ruiz Sánchez y Concepción Bernabéu Sánchez) fueron conducidos al Hospital Municipal. Los demás recibieron asistencia allí mismo.
La Línea quedó conmocionada por la tragedia de aquella noche. Fue decretado un día de luto y entre otras resoluciones se acordó que todos los actos programados con motivo de la apertura oficial de la Velada quedaran aplazados hasta el domingo. Al día siguiente se celebró el acto del sepelio de las víctimas. Varios miles de personas acompañaron a la comitiva fúnebre a lo largo de su recorrido por las calles de la ciudad.

Los linenses estaban deseando disfrutar de su Feria con normalidad. Quedaban atrás los tres años de la Guerra Civil. La Línea, además, había sufrido en plena Feria de 1936 el estallido del alzamiento porque el 18 de julio cayó en sábado, el día de la cabalgata y, por tanto, el día del comienzo de la Velada.
Cinco años después de aquello, en la noche del viernes 11 al sábado 12 de julio, la población de La Línea se preparaba para dejar a un lado sus penalidades cotidianas, aunque fuera sólo por una semana. Y simplemente por el hecho de estar junto a Gibraltar, separados de un objetivo de guerra por una barrera fronteriza, esa noche quedaría marcada para siempre en la historia de la ciudad con letras de tragedia. A más de tres mil kilómetros de distancia, en las pistas de un aeródromo italiano, un Savoia Marchetti SM-82 'Marsupiale' calentaba motores. En su vientre aparecían fijadas tres mortíferas bombas que el aparato debía llevar desde Cerdeña hasta la bahía.
Sobre las tres de la madrugada del sábado, el SM-82 fue descubierto por los sistemas de detección acústica del Peñón y poco después soltó sus tres enormes artefactos. Tal vez fuera el fuerte viento de poniente o un trágico error de puntería, pero lo cierto es que las tres bombas lanzadas por los italianos aquella noche no cayeron sobre los mercantes ingleses, sino sobre la sorprendida ciudad de La Línea de la Concepción. Dos de ellas no explotaron y quedaron medio enterradas en el Poniente, pero la tercera hizo blanco en la esquina que forman las calles Duque de Tetuán y López de Ayala, a la altura de los números 10 y 3 respectivamente según la numeración de entonces.
La explosión afectó a tres viviendas, ocupadas por la familia Caballero, por la viuda de Valdés y sus hijos y por la familia Ruiz Sánchez. A pesar de que estas tres propiedades quedaron reducidas a escombros, el hecho de que la bomba cayese dentro de un pozo evitó un desastre todavía mayor. Pese a ello, la sacudida de la onda expansiva y el estruendo se sintieron a muchos cientos de metros de distancia. La explosión había destrozado el tendido eléctrico y no había luz. Para facilitar la labor de desenterrar a las víctimas hubo que utilizar los focos de unos camiones militares. Soldados, policías y civiles, algunos de ellos familiares de los que permanecían enterrados, ayudaron en las peligrosas labores de desescombro.
Poco a poco fueron apareciendo las primeras víctimas de la tragedia. Los cuerpos de cinco personas (María Caballero Hidalgo, Tomás Caballero Hidalgo, Joaquina Morilla Vega, Julia Rojas Torres y José Luis Valdés Díaz) fueron sacados sin vida. También hubo muchos heridos y los casos más graves (Ana Serrano Pérez, Dolores Ruiz Sánchez, Encarnación Ruiz Sánchez y Concepción Bernabéu Sánchez) fueron conducidos al Hospital Municipal. Los demás recibieron asistencia allí mismo.
La Línea quedó conmocionada por la tragedia de aquella noche. Fue decretado un día de luto y entre otras resoluciones se acordó que todos los actos programados con motivo de la apertura oficial de la Velada quedaran aplazados hasta el domingo. Al día siguiente se celebró el acto del sepelio de las víctimas. Varios miles de personas acompañaron a la comitiva fúnebre a lo largo de su recorrido por las calles de la ciudad.
Normas de participación
Esta es la opinión de los lectores, no la de este medio.
Nos reservamos el derecho a eliminar los comentarios inapropiados.
La participación implica que ha leído y acepta las Normas de Participación y Política de Privacidad
Normas de Participación
Política de privacidad
Por seguridad guardamos tu IP
216.73.216.114